Metodologías para gestión de proyectos.
¿Qué es una metodología para gestión proyectos?
La IA la define como un enfoque sistemático y estructurado para llevar a cabo la introducción y adaptación de nuevos sistemas, software o procesos en una organización. Se trata de un conjunto de pasos y procedimientos diseñados para gestionar eficientemente la implementación, minimizando riesgos y asegurando el éxito.
¿Qué debemos considerar para elegir una metodología?
Tipo de proyecto: Proyectos más complejos y con cambios frecuentes pueden beneficiarse de metodologías ágiles, mientras que proyectos con requisitos bien definidos pueden ser más adecuados para el modelo de cascada.
Equipo y cultura organizacional: El equipo debe estar familiarizado con la metodología y tener la capacidad de adaptarse a sus requerimientos.
Objetivos del proyecto: La metodología debe alinearse con los objetivos del proyecto y ayudar a lograr la entrega exitosa.
Aquí te compartimos un resumen de algunas de las metodologías más populares
Agile
Es uno de los procesos de gestión de proyectos más comunes. Se define mejor como un principio de gestión de proyectos. La metodología agile es: colaborativa, rápida y efectiva, iterativa y está respaldada por datos y valora a las personas por encima de los procesos.
Se suele combinar este método con otras metodologías de gestión de proyectos como Scrum, Kanban, programación extrema, o incluso Scrumban. Esto se debe a que la combinación de la metodología agile con un enfoque más específico permite crear una filosofía de gestión de proyectos integral y un plan concreto para entregar trabajos de gran calidad.
Es adecuado para casi todos los equipos. Esto se debe a que el principio detrás de este método es bastante universal. El verdadero truco es decidir con qué metodología combinarlo.
Modelo de cascada
La metodología en cascada, también conocida como ciclo de vida de desarrollo de sistemas (SDLC, por sus siglas en inglés), es un proceso lineal en el que el trabajo se realiza de manera escalonada (similar a una cascada) y en orden secuencial.
En este enfoque, todas las tareas están vinculadas por una dependencia. Esto significa que debemos finalizar cada tarea antes de poder comenzar con la siguiente. Esto no solo garantiza que el trabajo se mantenga encaminado, sino que también promueve una comunicación clara durante todo el proceso.
Es ideal para trabajar en proyectos grandes que tienen muchas partes involucradas. Esto es porque existen pasos claros y dependencias a lo largo del proyecto que ayudan a dar seguimiento al trabajo necesario para alcanzar los objetivos.
Metodología Scrum
Se basa en “sprints” cortos que se usan para crear un ciclo de proyecto. Estos ciclos duran de una a dos semanas y se organizan con equipos de hasta 10 personas.
Interviene un Scrum Master (gerente de proyectos que dirige las reuniones diarias, las demostraciones, los sprints y los análisis retrospectivos de sprints). Estas reuniones tienen como objetivo conectar a todos los participantes del proyecto y garantizar que las tareas se finalicen a tiempo.
Suele asociarse mucho con un marco ágil. Esto se debe a que presentan principios similares, como la valoración de las personas y la colaboración de los equipos por encima de los procesos.
Este enfoque es adecuado tanto para equipos pequeños como grandes.
Metodología Kanban
Representa las tareas pendientes del proyecto usando elementos visuales como tableros. Los equipos ágiles usan este enfoque para visualizar mejor los flujos de trabajo y el progreso de los proyectos. Reduce cuellos de botella.
Dado que este método no tiene un proceso claramente definido como otras metodologías, muchos equipos lo usan de varias maneras diferentes. El concepto más importante para tener en cuenta es que el objetivo principal del marco Kanban es centrarse en las tareas más importantes del proyecto, manteniendo una estructura simple.
Ideal para equipos de todos los tamaños, especialmente para los equipos que trabajan remoto, ya que los tableros Kanban ayudan a los miembros del equipo a visualizar fácilmente el trabajo y a mantenerse al día sin importar desde dónde trabajen.
Metodología Lean
Tiene como objetivo optimizar los procesos y crear un marco simple para cumplir con las necesidades del proyecto. En definitiva, significa lograr más con menos esfuerzo para maximizar la eficiencia y el trabajo en equipo.
Si bien la eliminación de desperdicio se refería originalmente a los materiales y productos (que se remonta al método utilizado por Henry Ford y posteriormente por Toyota y Motorola), ahora se refiere al desperdicio en los procesos de trabajo. Este tipo de desperdicio se lo conoce en el método Lean como las tres M:
- Muda (desperdicio): prácticas que insumen recursos pero que no añaden ningún valor.
- Mura (discrepancia): surge a causa de la sobreproducción y deja residuos.
- Muri (sobrecarga): surge cuando los recursos están sobrecargados.
Es más adecuado para equipos que enfrentan problemas de eficiencia. Si bien tiene un mayor impacto en las empresas grandes, puede ser útil para equipos de proyectos de todos los tamaños.
Programación extrema (XP)
Se usa para gestionar proyectos dinámicos con plazos ajustados. Este enfoque se basa en la creación de ciclos de desarrollo cortos con muchas versiones. Esto genera procesos más rápidos y una mayor productividad.
La programación extrema se basa en algunos valores fundamentales, que incluyen: la simplicidad, la comunicación, los comentarios, el respeto y el coraje. También incluye un conjunto específico de reglas XP que cubren todas las fases, desde la planificación hasta las pruebas.
Se puede usar para proyectos individuales con plazos ajustados, que generalmente son gestionados por equipos pequeños y medianos. Dado que XP es un método de ritmo rápido, debe usarse con prudencia para prevenir el agotamiento.
¿Te resultaron familiares? Seguramente ya utilizas alguna de ellas, pero no conocías su nombre. Te invito a investigar más a fondo sobre ellas o alguna otra metodología. Lo más importante para tener éxito en el uso de cualquier metodología es la disciplina, recuerda el principio “Trash in, trash out” que se refiere al principio de que la calidad de la salida de cualquier sistema es tan buena como la calidad de la entrada que recibe.

