Introducción
En un entorno empresarial cada vez más conectado y dependiente de la tecnología, la ciberseguridad deja de ser una cuestión exclusiva del departamento de TI para convertirse en una responsabilidad compartida de todos los colaboradores. En las empresas de tecnología e informática, esta realidad adquiere un doble matiz: no solo protegemos activos críticos, sino que somos también guardianes y promotores de la confianza digital.
Durante el primer semestre de 2023 se registraron más de 14 mil millones de intentos de ciberataques en México, de acuerdo con Fortinet, lo que refleja una realidad alarmante: las empresas, sin importar su tamaño o giro, están expuestas a un número creciente de amenazas digitales que ponen en riesgo su información, operaciones y reputación.
Asimismo, es fundamental que las organizaciones cuenten con medidas sólidas de ciberseguridad que protejan su información privada, garanticen la continuidad del negocio y fortalezcan la confianza de sus clientes.
Conoce a continuación qué es la ciberseguridad, cómo funciona, qué abarca y cómo puedes implementarla en tu empresa, junto con una reflexión sobre su importancia estratégica en el entorno tecnológico actual.
¿Qué es la ciberseguridad en el lugar de trabajo?
La ciberseguridad o seguridad cibernética es el conjunto de medidas, acciones y análisis preventivos para proteger a las empresas de ataques cibernéticos. En la actualidad existen diferentes tipos de ciberseguridad que ofrecen la posibilidad de evitar fraudes o robo de información de las empresas, así como protección en las finanzas del negocio.
Las amenazas digitales evolucionan con rapidez: malware, phishing, ataques dirigidos, fugas de datos, entre otros, se han vuelto moneda corriente. Pero muchas veces el eslabón más débil sigue siendo el factor humano. Un estudio concluye que “la dimensión humana de la ciberseguridad sigue siendo tan vital como la tecnológica para proteger los activos de información”. SpringerOpen
El entorno laboral actual y los nuevos riesgos
El panorama del trabajo ha cambiado. El teletrabajo, los dispositivos personales, la nube, la movilidad y los equipos distribuidos han ampliado enormemente la superficie de ataque. Un informe de la consultora Secureworks señala que esta evolución “ha alterado drásticamente el lugar de trabajo — y la ciberseguridad tal como la conocíamos”. Secureworks
Asimismo, se ha investigado cómo condiciones como la presión de tiempo o la autonomía afectan el cumplimiento de prácticas seguras: cuando el empleado está bajo estrés por plazos, la capacidad de aplicar correctamente los protocolos de seguridad disminuye. cyberpsychology.eu
Este tipo de incidentes subraya la importancia de adoptar medidas preventivas que permitan minimizar el impacto de posibles ataques. Entre los tipos de ciberataques más comunes se encuentran:
Malware: Software diseñado para acceder, modificar o eliminar información confidencial sin autorización.
Ransomware: Bloquea el acceso a archivos o sistemas hasta que la víctima realiza un pago.
Phishing: Robo de información personal a través de mensajes falsos que simulan ser entidades legítimas.
Smishing: Variante del phishing mediante mensajes SMS con fines fraudulentos o de robo de datos.
DDoS (Denegación de Servicio Distribuido): Saturación de un servidor mediante solicitudes falsas que impiden el acceso a los usuarios legítimos.
Cultura de seguridad: de la conciencia a la práctica
Más allá de las herramientas, es crucial construir una cultura de seguridad en la organización. La formación genérica ya no basta: los programas deben adaptarse a los distintos roles, estilos de trabajo y contextos de la empresa. Un artículo señala que muchos programas de “concienciación” fracasan porque no consideran los comportamientos reales de los empleados, sus motivaciones ni los factores racionales de riesgo. arXiv
Por ello, algunas buenas prácticas incluyen:
Definir roles y responsabilidades claras en ciberseguridad: todos los empleados saben qué parte juegan.
Integrar la seguridad como parte del flujo habitual de trabajo, no como un obstáculo añadido.
Realizar simulaciones, ejercicios interactivos, formación continua y adaptada al contexto real de la empresa.
Establecer métricas: no solo número de sesiones realizadas, sino resultados concretos (por ejemplo, reducción en clics de phishing). Un estudio cualitativo reciente encontró que los programas de concienciación lograron mejoras perceptibles en la capacidad de respuesta ante phishing. wjarr.com
Incentivar la retroalimentación: permitir que los empleados comuniquen incidentes, errores y compartan lecciones aprendidas sin estigmas.
Marco de acción para la empresa tecnológica
Para empresas del ámbito tecnológico e informática, se sugiere adoptar un marco estructurado que abarque 3 fases principales:
- Identificar: Conocer activos, vulnerabilidades, roles, flujos de trabajo. Según el NIST: “Identify” es la primera función para gestionar riesgos. Federal Trade Commission
- Proteger y detectar: Invertir en controles técnicos (acceso, cifrado, backups) y en formación humana. El marco de ciberseguridad para empleados remotos (CAT) propuesto en una investigación reciente señala la necesidad de entrenar y medir competencias de ciberseguridad en todos los niveles. PubMed
- Responder y recuperar: Tener un plan claro de respuesta ante incidentes y recuperación del servicio, al mismo tiempo cultivar una cultura donde la seguridad no es “tema de TI” sino asunto de todos.
Además, la empresa debe adaptar su programa de seguridad a su realidad: tamaño, sector, perfil de riesgo, tipo de personal. Según una revisión reciente, los factores organizacionales y personales (experiencia, funciones, autonomía) tienen un impacto significativo en la conciencia de ciberseguridad. arXiv
Conclusión: la ciberseguridad como valor empresarial
La ciberseguridad no es solo un requisito técnico: es un valor organizacional que garantiza la sostenibilidad y la confianza en el entorno digital.
En un mundo donde la información es el activo más valioso, protegerla implica proteger el futuro mismo de la empresa.
Cada colaborador puede contribuir a este esfuerzo mediante acciones simples pero efectivas:
Usar contraseñas seguras y habilitar la autenticación multifactor (MFA).
Evitar enlaces sospechosos o correos no verificados.
Actualizar equipos y software de manera constante.
- No usar redes Wi-Fi públicas sin protección y ser cauteloso con dispositivos personales conectados al entorno laboral.
Reportar inmediatamente cualquier comportamiento extraño en los sistemas.
Participar activamente en las capacitaciones internas de ciberseguridad.
La seguridad se construye día a día, clic a clic, decisión tras decisión. Hagamos de ella una prioridad compartida para fortalecer la confianza digital y asegurar que la tecnología siga siendo una herramienta de progreso, no una fuente de vulnerabilidad.

